Los vencedores en la emulación socialista

1953 - 7 de noviembre.

Nuestro Distrito de construcción de las esclusas ha ocupado el primer puesto en la emulación socialista entre los diversos colectivos de trabajadores de la orilla izquierda, y el premio por ello ha sido el privilegio de encabezar la manifestación en honor al 36 aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre.

Hace un día espléndido y todos hemos madrugado para estar con nuestras familias a tiempo en el lugar convenido de concentración. Ya falta poco para que comience el movimiento de nuestra columna y los dirigentes de la manifestación están nerviosos, pues el camión con los retratos de los miembros del Politburó del PCUS, que deben "adornar" nuestras filas no aparece por ninguna parte, como si se lo hubiese tragado la tierra.

Nos anuncian que sin dichos atributos no pueden permitir que encabecemos la manifestación, pues su ausencia puede ser mal interpretada políticamente. Protestamos e insistimos en que debemos ser precisamente nosotros los primeros, que nos hemos ganado ese honor con nuestro trabajo, que nuestras esposas e hijos - con atributos decorativos o sin ellos - están orgullosos de nosotros.

Todo es inútil. La marcha comienza y nos vemos obligados a esperar a que desfilen otras columnas y "adornar" la nuestra con retratos ya exhibidos ante las tribunas por los que nos precedieron en la marcha. Los niños lloran y nos preguntan a los padres por qué no somos los primeros, como les habíamos dicho.

Por fin nuestra columna - ya "adornada" y alentada por un bonito pasacalle que toca la orquesta para elevar nuestros ánimos al cerrar la manifestación - se pone en marcha. Cuando pasamos ante la tribuna, una voz argentina que sale de nuestra columna grita:

¡Vivan los vencedores de la emulación socialista!

Virgilio de los Llanos Más con su familia en una manifestación en conmemoración del aniversario de la Revolución Socialista de Octubre

Virgilio de los Llanos Más con su familia en una manifestación en conmemoración del aniversario de la Revolución Socialista de Octubre

Terminado el desfile echamos a correr hacia una pequeña pradera del hermoso bosque cercano, donde nuestros "cocineros" - algo nerviosos por nuestra tardanza - ya han cubierto la hierba con mantas y han servido una magnífica mesa franca en la que el habitual "shashlyk" - carne asada a las brasas acompañada del blando pan de pueblo, del hambre y del aire puro del bosque - es el plato más exquisito para este tipo de fiestas.

Brindis, chistes, risas, bailes, canciones hasta el atardecer.

Mi ingreso en el PCUS

1953, noviembre.

Dmitri Projorenko, con la prudencia propia de su peculiaridad, me dijo que, si yo no objetaba, él - en calidad de secretario de la célula del PCUS del sector - quisiera tratar conmigo el delicado problema de mi posible ingreso en las filas del Partido Comunista de la Unión Soviética.

Con mucha cautela me explicó que esta cuestión surgió en la última reunión de la célula. Un obrero preguntó por qué el camarada Llanos no era miembro del PCUS. Los comunistas del sector veían que yo, como todos ellos, trabajaba día y noche en la Construcción y, además, participaba activamente en los principales actos políticos. Y, con razón, se preguntaban cuál era mi participación activa en la organización de base del PCE, que se encontraba en Moscú, a más de 1000 kilómetros de Stávropol. Fue la reunión la que encomendó a Projorenko que tratase conmigo, sin ofenderme, este problema...

Virgilio de los Llanos Más con Dmitri Projorenko

En la foto, de izquierda a derecha, Dmitri Projorenko y Virgilio de los Llanos Más

He explicado a Dmitri Projorenko que, si no era obstáculo alguno mi pertenencia al PCE - estaría orgulloso de ingresar en las filas del glorioso partido.

Le he preguntado quién de los comunistas de la célula estaría dispuesto a avalarme, pues según los estatutos del PCUS - además de la organización del Komsomol a la que yo pertenezco - deben ser dos comunistas los que respondan ante el Partido por mi conducta en la vida. Sabía que, por desgracia, era peligroso avalar por alguien, pues si inesperadamente, después de cualquier purga, esta persona resultaba ser "enemigo del pueblo" los firmantes de los avales serían castigados con severidad.

Projorenko me dice que cualquier miembro de la célula está dispuesto a firmar el aval y que, si yo no tengo nada en contra, él puede ser el primero en hacerlo.

Estoy emocionado. ¡Con qué hombres, abnegados y valientes, tengo el honor de trabajar!

Relleno los aburridos formularios para ingresar en el PCUS y a la pregunta "¿es Ud., o fue, miembro de otros partidos hermanos?" respondo que "sí, que soy miembro del PCE desde 1947", aunque estoy seguro que esta respuesta va a embrollar mi ingreso en el PCUS. Es verdad que no tengo carnet alguno del PCE, pero no quiero ocultar aquella carta firmada en Moscú por Fernando Claudín que revalida mi calidad de miembro del Partido Comunista de España con antigüedad del 1º de junio de 1947.

En la reunión de la célula de base del PCUS en la que - después de contestar a todas las preguntas que me serán formuladas - sus miembros deben votar si me admiten o no en sus filas, noto un interés especial de los presentes por mi biografía. ¡Y no es una indagación de mi vida!

Es la curiosidad y la alegría de todos los presentes al cerciorarse de que uno de aquellos "niños españoles de la guerra" - que habla bien el ruso y nunca ha dejado de ser español, que ya ha creado una familia y ha alcanzado el puesto de ingeniero jefe de las obras que ellos construyen con su sudor y sus manos - hoy les informa de su vida y expresa su deseo de ingresar en sus filas.

Aquel día, por unanimidad, fui admitido como candidato a miembro del PCUS.

Alexandr Tókarev, secretario de la organización del PCUS del Distrito de Stávropol en el Volga, me ha aconsejado que escriba una carta al Secretario General del Partido Nikita Sergéevich Jruschov, explicándole el caso: los estatutos impiden la pertenencia simultánea a cualquier otro partido.

Mientras tanto recibo una carta de Moscú. Es de Fernando Claudín y dice:

Camarada Llanos: En contestación a tu carta en la que pides se te explique tu situación respecto al Partido Comunista de España te comunico lo siguiente...

En la Unión Soviética no existe la organización del PCE. En lo que se refiere a tu deseo de ingresar en las filas del PCUS el CC del PCE no tiene objeción alguna. Por el contrario, apreciamos este paso tuyo como un hecho de gran valor positivo para tu crecimiento político, para tu transformación en un verdadero luchador comunista.

Saludos cordiales, F. Claudín

¡Cómo complican nuestra vida los numerosos representantes y funcionarios del PCE, "inexistente" en la URSS!

Páginas de un dietario

1954, mayo.

Comenzaron los trabajos de mudanza de las isbas del viejo Stávropol a la altiplanicie. Se experimenta el trineo de Rem Nikitin. El año que viene las calles de esta ciudad se convertirán en una parte del fondo del mar artificial que estamos construyendo, pues embalsaremos el Volga cerrando su cauce.

Evdokía y Panteleimón fallecieron el mes pasado sin lograr ver la tan anhelada mudanza de las isbas de su pueblo natal a las nuevas superficies, en las que se abastecerán de electricidad, agua corriente, gas y podrán servirse del alcantarillado.

1954, agosto.

Me invitó a Kúibyshev el secretario regional del PCUS. Recibieron la contestación a la carta que envié a Jruschov. Ya me puedo considerar ser candidato a miembro del PCUS. El secretario me hizo entrega de mi carné y me abrazó.

1955, julio.

Las calles de Stávropol ya están desiertas. Se han mudado 2.540 isbas y edificios. ¡Adiós, ciudad vieja! En la altiplanicie la tierra es mucho más fértil y los nuevos habitantes ya han plantado muchos árboles frutales y arbustos en sus huertos y setos alrededor de sus casas.

1955, agosto.

Trabajamos día y noche con el fin de establecer un récord mundial de hormigonaje.

Y lo hemos logrado: el día 21 de este mes todos los colectivos de las obras de la hidroeléctrica de Kúibyshev hemos colocado in situ conjuntamente ¡19.000 metros cúbicos de hormigón!

Es decir, hemos superado en 3.000 metros cúbicos el récord americano en la construcción del Grand Coulee.

Eguemburg e Ivantsov

La dirección de las obras del Distrito Constructor de las cuatro esclusas y de los canales de navegación, en el que yo trabajo, ha sido confiada a dos magníficas personas que por sus caracteres dispares - como suele decirse - se complementan uno al otro.

El jefe del Distrito es Arcadi Eguemburg, incansable organizador y hombre muy humano que, como muchísimos komsomolets de su generación, tuvo que pasar injustamente varios años de su juventud en los campos del Gulag hasta que fue liberado y rehabilitado como inculpable.

Virgilio de los Llanos Más con Arcadi Eguemburg

En la foto, de izquierda a derecha, Arcadi Eguemburg y Virgilio de los Llanos Más

El ingeniero superior del Distrito es Nikolai Ivantsov, capitán del cuerpo de ingenieros y autor principal del proyecto de las esclusas y canales de la hidroeléctrica de Kúibyshev. Es uno de los pocos ingénitos autores de los grandes proyectos hidrotécnicos que, después de defenderlos y aprobarlos ante las Comisiones estatales, pasó a ser el ingeniero jefe de su ejecución.

¡Cuánto hemos aprendido todos nosotros, jóvenes ingenieros, de estas dos personalidades!

En el Volga ya somos diez los ingenieros españoles

1955, octubre.

Todas las obras hidrotécnicas que construyen los diversos Distritos han alcanzado ya las cotas requeridas por el proyecto de la hidroeléctrica para poder cerrar el cauce del Volga y empezar a acumular el agua del mar artificial de Kúibyshev. Se están terminando los trabajos del montaje de la primera turbina y del primer generador, que se pondrá en marcha a finales de este año.

Por cierto, en el montaje de este primer agregado juega un importante papel el ingeniero Ángel Alonso Garitagoitia, nuestro "Sanitario" de la casa de niños españoles Nº 1 de Pravda.

Ya somos diez los ingenieros españoles que - en ambas orillas del río Volga - participamos en la construcción de esta hidroeléctrica: Antonio Martínez, Jaime Ortiz, Ángel Alonso, Francisco Hormaechea, Elías Arcega, Manuel Ranedo, José Mallea, Juan Ángel Landabazo, Lino Herrero y el autor.

Cinco de nosotros somos de aquella primera promoción de hidroenergéticos del Energo cuya fotografía figura en el capítulo V de este libro.

Mi conflicto con un coronel de hombreras encarnadas

Para llegar al día de esta gran fiesta - el cierre del cauce del río Volga - hemos tenido que pasar muchas calamidades.

Hace unos meses llegó un "emisario político de Moscú" cuya misión era, por lo visto, "inyectarnos ánimos y energías".

La sala de reuniones de la organización del PCUS del Distrito de Construcción de las esclusas y de los canales - instancia en la que según el emisario político de Moscú debería tratarse el problema que él iba a plantear - estaba "adornada" con los planos, gráficos y cálculos necesarios para que cada uno de los jefes de los sectores pudiésemos ilustrar nuestros informes. El primero en informar - según el orden numérico de las esclusas - era el autor de este libro, entonces jefe de la construcción de la esclusa Nº 21. La fecha del comienzo del relleno hidráulico de los senos señalada en mi informe no coincidía con el 7 de noviembre, aniversario de la Revolución de Octubre.

Queriendo amedrentar a los tres jefes que todavía debían informar el coronel de hombreras encarnadas, arremetió contra mí y llegó a la conclusión de que

... comunistas como Llanos no deben encontrarse en nuestras filas.

Era la primera vez en mi vida que alguien me ofendía con tanta crueldad. Además, osaba ofenderme un hombre desconocido que creía estar protegido por su grado militar y por sus ya descoloridas hombreras.

Perdí la cabeza y le grité al coronel que el problema de si yo merecía o no seguir militando en las filas del PCUS no le concernía a él sino a los comunistas de la célula a la que yo pertenecía. Me levanté, salí sin permiso de la sala y, con lágrimas de rabia en los ojos, partí para casa.

Inna no podía creer que era yo el que llamaba al timbre de casa, pues hacía ya una semana que, como todos los demás dirigentes, dormía en la zona de trabajo. Cuando salí de la ducha me dijo que me habían llamado por teléfono muchos compañeros y que, Eguemburg - que era mi vecino de chalet - había venido a casa a invitarnos a cenar. Su esposa, María Oskárovna, había preparado un magnífico pastel estoniano y otro plato judío muy exquisito.

Arcadi Vladímirovich me contó que cuando yo abandoné la sala de reuniones los jefes de las esclusas Nº 22, 23 y 24 se limitaron a confirmar que la fecha señalada por el compañero Virgilio Llanos había surgido como resultado de un profundo estudio colectivo de la situación, y que no tenían nada más que agregar.

El coronel-emisario extendió a los tres jefes la calificación que me había dado a mí. Parece ser que el follón que se armó fue tan inesperado para el emisario - al que, por habernos ofendido pusieron verde todos los comunistas que tomaron la palabra - que éste empezó cobardemente a "dar marcha atrás".

La solidaridad en los difíciles momentos de aquellos años de máxima tensión era vital y decisiva para cada uno de nosotros.

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